La luz gotea en la noche sin peces.
El anzuelo está echado, tiembla la vida.
Parpadean tus ojos.
El reloj muerde la ceniza de mi cuerpo.
Versos me arañan la espalda.
La luz de la luna perfila mis labios.
Los perros de mi garganta escupen
las heridas interiores.
Y creías que era mi imagen
la que centelleaba dentro de tus horas,
mas era el pulso de una estrella
que se escondía en la llave de tu reloj.
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