Alfredo Gavin Agustí
INFORME SOBRE EL CIPRÉS
Es perfecto para los cementerios.
Sus raíces no se expanden,
no levantan las tumbas,
y su forma flamígera es un ideal
de la espiritualidad.
Su fruto no es comestible
pero su olor es un potente
antipolillas.
La espesura de sus ramas
permiten la formación de un seto
protector,
contra las miradas, contra los vientos.
Suelen ir en filas como los monjes o los soldados
que escoltan el camino
de los monasterios o las mansiones.
Demasiado escuálido para sustituir al abeto
en Navidad.
Aunque son amigos de los ermitaños,
no saben ir solos a ninguna parte.
No parecen adecuados para llevarlos a la luna.
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