Juan González Soto
Larsen visita a Angélica Inés
la vida está hecha de malentendidos
Juan Carlos Onetti
Caminó
entre la quietud y el frío,
calle
abajo sobre la tierra húmeda,
empequeñecido
entre los árboles,
esperando
encontrar la puerta y nadie.
Miró
las ventanas, sus solas luces,
pálidas
aún, y aún lejanas,
mientras
oía el silencio con perro
en
el centro del jardín, sin miradas.
Ella
salió de la primera sombra
azul
de la noche. Llegó pisando
sobre
la gravilla, entre ladridos,
el
sendero, el perro, las estatuas.
«Puedo
pegarme un tiro», pensó,
sin
entusiasmo, ya compadeciéndose.
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